Desde niña me han fascinado las imágenes. Cada fotografía que coleccionaba tenía algo que me hablaba, algo que me hacía sentir. Pero hubo un día que cambió todo: la boda de mi primo.
Vi a un fotógrafo moverse entre la gente sin interrumpir, capturando momentos invisibles para quienes estábamos allí. Cuando vi sus fotos, me di cuenta de que había vivido ese día más intensamente a través de sus imágenes que estando presente. Y pensé: ¿Y si pudiera hacer esto? ¿Si pudiera crear imágenes que hicieran sentir a otros lo que yo sentí en ese instante?
Así empezó todo. No tuve que cuestionarme qué tipo de fotografía quería hacer. Las bodas me eligieron a mí antes de que yo las eligiera. Me cautivaron sus emociones, la autenticidad de los momentos, la esperanza puesta en ese día. Desde la primera boda que fotografié, supe que esto era más que un trabajo: era mi manera de honrar la vida y las emociones.
Soy Erandy
Documentando historias que puedas sentir
Mi enfoque siempre ha sido capturar la esencia de cada historia sin interferir, pero con un ojo artístico que la haga inolvidable. Con el tiempo, entendí que mi estilo es documental con un toque creativo. No busco solo recuerdos; quiero crear imágenes que sean piezas clave en la historia de cada pareja, que se sientan vivas a través del tiempo.
Cada imagen que capturo es más que una fotografía: es una mezcla de luz, sombra y color, pero lo que realmente la da vida es la historia detrás. Creo que cada momento tiene un significado profundo y merece ser recordado tal como es. Quiero que, al ver sus fotos, no solo se vean, sino que se sientan.
Siempre he conectado mejor con parejas relajadas, probablemente porque también lo soy. Mi naturaleza amorosa, flexible y paciente me ha permitido generar confianza con quienes me eligen para capturar su día. La fotografía de bodas es una experiencia compartida, y para mí es fundamental que quienes se pongan frente a mi cámara se sientan cómodos y en confianza.
Mi compromiso es que cada pareja viva su experiencia de manera libre, sin estrés, con la certeza de que sus recuerdos quedarán guardados con autenticidad.
Inspiración y vida
Mi inspiración viene de muchos lugares: la música, el arte, lo hecho a mano, la calidez de lo auténtico. Me mueven las imágenes llenas de color y detalles, pero también encuentro paz en lo simple. Ese equilibrio se refleja en mi fotografía.
Pero si hay algo que realmente me ha transformado, es mi propia historia. Mi familia es mi mayor inspiración. Ser madre me ha enseñado a ver la vida con otros ojos: a valorar lo efímero, a detenerme en los pequeños momentos, a capturar la belleza de lo cotidiano.
Mi esposo y yo nos casamos convencidos de que el amor se construye en los detalles de cada día, en la risa compartida, en los silencios cómodos, en las miradas que dicen más que las palabras. Tener nuestras fotos de boda nos ha permitido revivir esos primeros instantes, ver cuánto hemos crecido juntos y recordar la promesa que nos hicimos.
Mis hijos me han mostrado que la felicidad no siempre está en los grandes eventos, sino en lo espontáneo: en un abrazo inesperado, en la forma en que me buscan con la mirada, en sus pequeñas manitas sosteniendo las mías. Con ellos he aprendido que la vida es un parpadeo y que la memoria es frágil, pero que una imagen tiene el poder de hacer que un instante dure para siempre.